La memoria colectica como superación de la amenaza a la vida del organismo
Siguiendo la línea propuesta por Ignacio Gomez Portillo, es conclusión necesaria indicar que la no-cooperación (o sea, individuos que compiten, obteniendo beneficios sin pagar costos) puede invadir parte del sistema pero la estructura topológica (o sea como está diseñada la red) permite encontrar un camino por el que la cooperación se regenera en las partes afectadas, nuevamente en el mismo sentido de la “autopoiesis”. De este modo se ve claramente como los mecanismos de resistencia contra la no-cooperación además de locales son globales, donde el organismo social trasciende a sus partes, tomando control por fuera de la voluntad individual. En particular, estas estructuras macroscópicas vuelven a la sociedad resistente a cambios de comportamiento erróneos en los individuos (erróneos en sentido evolutivo, ya que son desfavorables para la cooperación y con ello a la vida) así como también le permiten subsistir a pesar de la existencia de individuos con aprendizaje lento o poco selectivo.
La aparición de mutaciones (no cooperadores), que pueden poner en riesgo la estabilidad del sistema, son superadas a partir del funcionamiento colectivo, no individual. Esas disfuncionalidades encuentran salida mediante la emergencia de normas, pautas, respuestas negativas o estrategias que así lo permiten, sobre todo cuando tenemos en cuenta el tamaño poblacional y edad que exhiben los organismos más complejos.
De este modo la sumatoria de cada estrategia en el vecindario (o red cercana) es definida como la sabiduría de la misma. Mediante estas consideraciones, ha sido mostrado que la sabiduría del todo aumenta la posibilidad de supervivencia de la cooperación sobre redes regulares estáticas. Esto es debido a que la interfaz que separa diferentes grupos permanecen suaves (o sea no están plenamente conectados sino que tienen pocas o una sola conexión) y los no-cooperadores, por tanto, devienen incapaces de invadir eficientemente los clústeres (grupos de nodos o individuos conectados) de cooperadores.
Ignacio propone una regla para la actualización de las estrategias que denomina “actualización democrática ponderada”, donde toda la información provista por el vecindario de los individuos es tenida en cuenta simultáneamente. En virtud de que cada individuo tiene una cantidad de conexiones diferentes, va a tener más información quien mejor conectado esté, siendo heterogéneo el modo en que está distribuida la sabiduría entre los individuos. Su mayor conectividad y capacidad informativa lo erigen como el más susceptible de ser imitado por sus vecinos cercanos, con capacidad de influencia indirecta sobre aquellos que no se encuentran directamente conectados con él. Asimismo, y en simultáneo, cada individuo es influenciado por su vecino, quedando determinada la sabiduría total de vecindario por el resultado de la diferencia entre las sabidurías totales de cada estrategia, en lugar de depender del valor absoluto de la estrategia opuesta, considerado a través de la actividad de aprendizaje de los individuos.
Los no-cooperadores habitan preferentemente nodos poco conectados, mientras que los cooperadores ocupan las partes más conectadas del sistema (ya que si la relación fuera inversa el organismo perecería). Teniendo en cuenta que los resultados han sido obtenidos sin considerar la incorporación los nuevos individuos, concluimos que las invasiones producidas por el surgimiento de no cooperadores se propagan preferentemente hacia nodos con baja conectividad cuando se considera la influencia social. Así, para el sistema cooperativo es importante la existencia de individuos con bajo grado, ya que permite reducir la capacidad de explotación de la no-cooperación dentro del sistema.
De esta manera, tras el surgimiento de un mutante en un sistema completamente cooperador, la no-cooperación se propaga preferentemente hacia los nodos menos conectados del sistema. Luego, los individuos menos conectados no-cooperadores vuelven a cooperar por la imitación de sus vecinos cooperadores que presentan suficiente conectividad.
Recapitulando
En definitiva los principios que explican la emergencia y evolución de sistemas altamente cooperativos son los siguientes:
1) Los organismos vivos dependen de la interacción cooperativa y organizada de sus partes (nodos o individuos) que funcionan en red;
2) La sociedad (u organismo) se forma mediante un proceso de crecimiento, que se inicia con pocos individuos;
3) Las redes de los sistemas vivos presentan siempre heterogeneidades, existiendo nodos mejor conectados que otros, lo cual fortalece el sistema y sirve de defensa ante la aparición de elementos no cooperantes;
4) Para que se desarrolle una población de individuos debe haber abundancia de recursos;
5) Los individuos tienen capacidad de aprendizaje y memoria;
6) El comportamiento de los individuos es socialmente influenciado por el propio de aquellos con los que interactúa, su vecindario cercano, existiendo mayor influencia según la cantidad de conexiones que se tengan.
7) Por último nunca tenemos que perder de vista que las sociedades – Así como cualquier ser viviente- no evolucionan habitando una sola red de interacciones, sino que los individuos pertenecen a múltiples redes cada una caracterizada por algún tipo específico de interacción social como puede ser laboral, genética, de amistad, etc. De esta manera, es necesario extender nuestra modelización mostrando la evolución de redes cooperativas múltiples o determinando redes que determinen el comportamiento de las demás redes para simplificar el análisis.

Lucas Gómez Portillo